El amor no es dolor… Es color.
Este poemario no solo refleja mis innumerables fracasos, incluido aquel que me arrastró al abismo, sino también mis esfuerzos por renacer y descubrir el verdadero amor.
Al vincularlo con el camino para salir de una situación de maltrato, se convierte en un recordatorio poderoso de que, aunque el dolor puede dejar marcas profundas, siempre existe la posibilidad de reconstruirse. Cada verso representa un intento por transformar la herida en fuerza, el sufrimiento en aprendizaje y el miedo en valentía.
Buscar el amor auténtico —empezando por el amor propio— es un paso esencial para romper las cadenas del maltrato y caminar hacia la libertad emocional. Como en la poesía, la vida también ofrece segundas oportunidades para escribir nuevas historias.
