Desde que puedo recordar soy lectora. El atributo que mejor me define es estar siempre rodeada de libros; son una parte muy importante de mi vida. Desgraciadamente, esos libros, en mi infancia, no eran asequibles para la escueta economía familiar; así que empecé a escribir, sobre todo, leyendas y poesía.
Mi sueño era ser médico y lo logré a pesar del recio sacrificio que supuso. Fueron años de intensa dedicación a esta profesión profundamente vocacional. Seguí leyendo y escribiendo cuentos para mis hijos.
Hace casi 50 años el ejercicio de la medicina era totalmente diferente al que vemos ahora: éramos muy pocas mujeres, tan pocas que no era necesario que el término «médico» se utilizara en femenino; en el medio rural se resistían a ser atendidos por nosotras, asegurando que no teníamos conocimientos. En los pueblos no había guardias, era un 24/7 durante todo el año: tampoco había medios o trasporte que no salieran de tu propio bolsillo y allí hacías lo que fuera surgiendo… sin embargo, siempre fue apasionante.
En el año 1993 una grave enfermedad autoinmune me apartó de mi profesión y me dejó solo la lectura. Fueron años muy duros de tener que luchar por mi salud. Así es como por fin, muchos años después, pudo resurgir la escritura a otro nivel y nació Emily S. Smith. Mi pasión por los libros me salvó y aquellos cuentos que escribía desde niña tomaron nuevas formas.
Cuando preparo una novela, siempre hay una idea inicial, que enciende la chispa y pone en marcha mi maquinaria mental buscando protagonistas o situaciones que acompañen a ese esbozo. Automáticamente me dejo arrastrar por la historia, disfruto del camino con una mente abierta a lo que allí ocurre, descubro con los personajes el recorrido… y así comienzo a escribir. Soy muy concienzuda, sin embargo, en la búsqueda de escenarios, de hechos, de cualquier aspecto que introduzca al lector en la historia. Esta etapa de investigación me apasiona, por eso suelo decir que mis historias son una ficción tejida con hilos de realidad.
Soy una persona compleja compuesta de muchas facetas bien encajadas unas con otras como en un puzle y todas se complementan para formar un todo. Vivo en el campo rodeada de plantas y animales, estoy empeñada en montar un ecosistema que sea sostenible con la fauna salvaje y las plantas autóctonas. Mi curiosidad por el universo que nos rodea y mi afán por saber son prácticamente ilimitados.
Mi vida ha sido, y es todavía, intensa, dura… emocionante. Vivida con mucha pasión.