Buenos días, amantes de los libros. Esta mañana voy a tomar café con una autora emergente que pisa con firmeza el panorama literario actual y pertenece al proyecto Visibilidad, el gran reto. Amelia Serraller tiene la impronta que marca su descendencia del País Vasco, la serenidad donostiarra y el carácter firme de mujer del siglo XXI. Tenemos dos tazas del estimulante ya servidas, humeantes, con un aroma que inunda el ambiente que nos anima a mantener una agradable conversación. Buenos días, Amelia:
¿Desde cuándo escribes y qué finalidad te motiva a hacerlo? ¿Cuántos libros has publicado y cuál de ellos has puesto como referente en el proyecto de Visibilidad, el gran reto? ¿En qué fecha lo publicaste y qué temática afronta?
Siempre me apasionó leer, y después de estudiar filología y música en Cracovia, empecé a traducir con ilusión y avidez literatura rusa y polaca. También he trabajado con el inglés, pero no me sentía descubridora de otros mundos ni embajadora de tradiciones aún exóticas por estos lares.
Cuando traduces a poetas realmente estás creando otro poema, aunque beba de los mismos recursos. Es una paradoja, pero traduciendo a Pushkin o a Wittlin surge tu propia voz y debes ocultarla para emular su tono. Después de 28 libros traducidos me saturé, decidí descansar del corsé de la traducción (un reto del que tanto se aprende por otra parte) y compartir lo que yo escribía.
Fue en 2018, cuando animada por el espíritu intrépido del reportero de guerra y poeta Ryszard Kapuściński decidí cruzar la frontera de la escritura. Publiqué con Amargord un ensayo sobre sus muchas vidas, Cenizas y fuego: Crónicas de Ryszard Kapuściński. Luego vinieron los relatos y el poemario.
¿Qué dirías de tu propio libro a un lector para que se anime a adquirirlo?
Cenizas y fuego va por su segunda edición por lo fascinante del protagonista, considerado por muchos el “reportero del siglo”. La conciencia social es un aspecto importante en mi vida, algo que siempre me fascinó de la literatura rusa y de los grandes cronistas. Por eso durante la pandemia escribí los relatos Réquiem y marmitako. Historias del confinamiento (2021, Facta). Son las vidas cruzadas de los vecinos del mismo edificio en San Sebastián, con la pandemia como excusa para contar historias tan emotivas como el fin del terrorismo, los malos tratos o un nacimiento bajo las restricciones. Tiene mucho humor, sazonado con una pizca de drama. Los relatos están interconectados por personajes-bisagra, con lo que forman casi una novela.
Blanco roto (La Tortuga Búlgara, 2024) es un poemario sobre el fin de la inocencia y el paso a la madurez. La vida son amores y pérdidas que nos nutren y golpean. Hablamos de un libro que homenajea el erotismo de los grandes místicos como San Juan de la Cruz o Teresa de Ávila, pero que denuncia en verso la guerra de Ucrania, la adicción a las tecnologías o el problema de la inmigración. Disfruto a autores como Lorca, Anna Ajmátova o Emily Dickinson porque no hacen una poesía de salón, sino que retratan su mundo evitando que lo bello suene a hueco.
¿Eres una persona disciplinada que tiene un lugar, un horario y unas costumbres fijas para escribir?
Suelo escribir en el salón de mi casa, ante el ordenador, o durante los viajes. Me inspiran la soledad de la noche, el silencio de la mañana y el paisaje cambiante al otro lado de la ventanilla. Con la poesía es más impredecible, ha habido poemas que me han surgido paseando por Madrid o en medio de las prisas del metro.
Amelia, qué deseo literario pides que se cumpla en 2025
Para el 2025 deseo que se recupere el placer y la empatía de la lectura, que nos ayuda a comprender al otro, derribando guerras e injusticias. Creo que es un gran reto que tenemos todos pendiente.
Significa descubrir a nuevos escritores, más creativos, que no siguen modas ni entienden los libros como meros objetos de consumo.
Muchas gracias, Amelia, ha sido un placer compartir contigo el café matinal de Visibilidad, el gran reto. Sé que el futuro te va a ser propicio, reúnes las condiciones para triunfar y todos unidos, remando juntos en este proyecto lo vamos a lograr. He pasado unos minutos excelentes escuchando aquello que has respondido. Una aportación muy interesante. Me despido de ti y de los seguidores de nuestros cafés matinales. Abrazos que unen y embelesan.
