POEMAS INÉDITOS

MI ENERGÍA

Yo esperaba a tientas el reflejo del tiempo,
el dictado compás acechante en los pasos,
un renglón nocturno de los granos de arena
que confeccionan candados en la lejanía.

Aún, la misma lluvia del color púrpura
del mundo, este vidrio pálido que en la trinchera
anuncia e imprime su canción tramposa
con la boca entreabierta.

Por más que yo resbale hacia dentro de mí
y en la cresta del cielo, bajo su cándido
perfume, aspirando su aroma de templo
de pavesas y hendiduras de carbón.
No llego a prender la redención, la añoranza
de ese vendaval y la sed de fuga de un torneo de piedras,
sin vencedor que alcance el pábilo de los fósforos.

Siempre hay una muralla de ortigas gomosas,
un jirón de armadas hormigas, insalvable,
el resquicio ante cada envestida, cada cántaro
que crepita con saña, que me arroja disimulando
a esta hojarasca de sumisión.

¿Acaso el verdor del jardín no me deja ver
la humedad de esta prisión?

¿Es éste el lugar de mi ceguera?
Estos son mis lamentos que en silencio
penetran en cada raíz, en ese túnel
sin días, paraíso de nódulos y amnesia.

-Y así la primavera envejeció
en el cristal fragoso de las fotografías-

Mi energía hace bello al serenísimo
lazo estrangulador, al poeta que canta,
intenta domesticar el perdón.

Pero poco queda ya en la fábrica de huesos,
apenas unas bayas deshechas y el néctar
de la verdad afilando sus pezuñas.

Ahora nos sobra el escollo de flecos,
soledad árida en las fiebres codiciosas,
el último rey de las ratas enseñándome
los dientes y una contraseña para
alcanzar la tentación, la ración fría
que ya besé en la molienda final.

Paty Liñán

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Paty Liñán

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